Dios ofrece una nueva oportunidad cada día.

La manifestación “Cada día es una oportunidad para empezar de nuevo.” nos recuerda que cada amanecer trae consigo la posibilidad de dejar atrás los errores del pasado, las preocupaciones y los miedos, de focalizar nuestra atención en las oportunidades que se presentan tanto en el presente como venidero, con el fin de crecer y alcanzar nuevas metas.

Por el gran amor del Señor no hemos sido consumidos, y su compasión jamás se agota. Cada mañana se renuevan sus bondades; ¡muy grande es su fidelidad!». Lamentaciones 3:22-23

La Biblia nos habla de varias historias de nuevos inicios y segundas oportunidades:

Pedro, que se embarca en una segunda oportunidad para seguir a Jesús, es un ejemplo de perseverancia y dedicación hacia su fe.

Pedro era uno de los discípulos más cercanos a Jesús. Le aseguró que siempre estaría a su lado. Sin embargo, la noche en que arrestaron a Jesús, Pedro hizo algo que nunca pensó que haría: negó conocer a Jesús tres veces (Lucas 22:54-62). Cuando se dio cuenta de lo que había hecho, se sintió avergonzado. La historia de Pedro nos recuerda que, aunque nos equivoquemos, Jesús nos acepta con amor y nos otorga nuevas oportunidades.

Jonás: la segunda oportunidad para obrar conforme a la voluntad de Dios.

Jonás era un profeta al que Dios envió un mensaje claro: «Ve a la ciudad de Nínive y dile a sus moradores que se alejen de su mala conducta». Sin embargo, Jonás no quería ir. En lugar de obedecer, huyó en la dirección opuesta y se subió a un barco para alejarse. Probablemente sepas lo que pasó después: se desató una gran tormenta, lo lanzaron al mar y un pez enorme se lo tragó. Dios le dio una segunda oportunidad para obedecer y Jonás descubrió que Dios es paciente y perdonador.

Él es el Dios de las segundas oportunidades, que conoce nuestros errores, nos ama y quiere acompañarnos en cada momento de nuestras vidas a pesar de ellos.