Victoria en Victoria

En la Biblia, la victoria se presenta como un don de Dios y un resultado de la fe en Jesucristo. Implica superar el pecado, la muerte, la tentación, los deseos de la carne y los poderes del mal. La victoria en Cristo, en esencia, es una victoria espiritual que se refleja en la vida del creyente. 

 1.Corintios 15:57. Mas gracias sean dadas a Dios, que nos da la victoria por medio de nuestro Señor Jesucristo.58. Así que, hermanos míos amados, estad firmes y constantes, creciendo en la obra del Señor siempre, sabiendo que vuestro trabajo en el Señor no es en vano.

La Fe es la clave para superar el mundo y alcanzar la victoria espiritual y emocional. La victoria no se limita a triunfos físicos, sino que abarca el triunfo sobre el pecado, el miedo y la esclavitud. Para vivir en esta victoria, es importante permanecer unidos a Cristo, leer la Biblia diariamente, orar constantemente y asistir a las reuniones de la iglesia. 

Hebreos 12:2. Puestos los ojos en Jesús, el autor y consumador de la fe, el cual por el gozo puesto delante de él sufrió la cruz, menospreciando el oprobio, y se sentó a la diestra del trono de Dios.

Dios nos creó para vivir una vida en Victoria, no para vivir fracasados. Él permite las pruebas en nuestras vidas, para que vayamos de Gloria en Gloria, Él nunca perderá nuestras batallas, nunca ha estado en el Corazón de Dios que conozcamos una derrota.

Pasos para tener una vida Victoriosa.

  • Aprender a ver a Dios aún en los momentos más difíciles.
  • Aprender a vivir contentos con lo que tenemos.
  • Despojarnos de todo Afán.
  • Poner nuestra mirada en Dios.

La Biblia enseña que a veces, para alcanzar la verdadera victoria, se requiere perder lo que uno considera valioso en la vida. Esto puede significar dejar atrás las posesiones, los deseos, la seguridad propia y, en última instancia, la propia vida. La verdadera victoria no se mide en ganancias materiales, sino en la conexión con Dios, en la fe y en la búsqueda de la justicia de Dios. 

“La vida cristiana victoriosa se vive con los ojos puestos en las cosas del cielo, no en las de este mundo. Jesús es nuestro modelo para seguir «.