Reflejarnos en el Señor

La biblia es el espejo, el reflejo que Dios nos entregó para moldear nuestro interior, en el podemos vernos tal y como somos con nuestros aciertos y desaciertos de la vida. Tenemos un padre celestial bondadoso que nos conoce y examina el corazón.

Porque si alguno es oidor de la palabra, y no hacedor, es semejante a un hombre que mira su rostro natural en un espejo; pues después de mirarse a sí mismo e irse, inmediatamente se olvida de qué clase de persona es. Pero el que mira atentamente a la ley perfecta, la {ley} de la libertad, y permanece {en ella,} no habiéndose vuelto un oidor olvidadizo sino un hacedor eficaz, éste será bienaventurado en lo que hace. Santiago 1:23-25

Entendemos por espejo aquellas superficies que tienen la capacidad de reflejar una imagen de la realidad. El espejo es el lugar donde vamos por lo menos una o varias veces al día para ver nuestros rostros reflejados. Algunos lo hacen con más frecuencia, dependiendo de su necesidad. Pero la verdad es la misma. El espejo no miente. Por más que nos adornemos, nos arreglemos, el reflejo de lo que de allí sale será el mismo.

La ley del espejo es una teoría que anima a entender a las personas que te rodean con los propios comportamientos. ¿En qué consiste? La Ley del Espejo del autor Yoshinori Noguchi, refiere a que lo visto en otras personas es un reflejo real de lo que tienes dentro de ti mismo.

 La ley del espejo afirma: “El mundo exterior actúa como un espejo, reflejando tanto nuestra luz como nuestra sombra, siendo un retrato de nuestro mundo interior.

Primera ley del espejo: Todo lo que molesta, irrita, enoja o quieres cambiar del otro, está dentro de mí.

Segunda ley del espejo: Todo lo que critica, combate o juzga del otro, esta reprimido en mí y me toca trabajarlo.

Tercera ley del espejo: Todo lo que el otro me critica, juzga o quiere de mí, sin que a mí me afecte, le pertenece a él.

Cuarta ley del espejo: Todo lo que me gusta del otro, lo que amo en él, también está en mi interior, reconozco mis cualidades en los demas.

Varios estudios en psicología personal afirman que el exterior actúa como un espejo de nuestro interior. Donde nos vemos reflejados en las diferentes cualidades, características y aspectos personales de nuestra propia esencia, de nuestro ser más íntimo. las proyecciones suceden tanto con las experiencias positivas y negativas . La imagen que ves reflejada en el espejo se retroalimenta con aquello que sientes, potenciando los sentimientos que tienes en esos momentos.

Sin embargo la palabra de Dios en efecto es el espejo del alma que refleja lo que realmente hay en nuestro interior. Pero nosotros todos, con el rostro descubierto, contemplando como en un espejo la gloria del Señor, estamos siendo transformados en la misma imagen de gloria en gloria en la misma imagen, como por el Espíritu del Señor. 2 Corintios 3:18