Empatía

Definimos la empatía como la capacidad que tiene una persona en ponerse en el lugar de la otra. Es decir, ser capaz de entender la situación y los sentimientos que está viviendo la otra persona. Ser una persona empática no es una tarea fácil y, en muchas ocasiones, requiere de una serie de condiciones previas.

Y finalmente, sed todos de un mismo corazón, compasivos, amándoos fraternalmente, misericordiosos, amigables. 1 Pedro 3:8.

La empatía es la capacidad de entender y compartir los sentimientos de los demás, y debido a que es uno de los atributos de Cristo, es algo que todos debemos esforzarnos por entender, cultivar y practicar. Los que poseen empatía tienen una mayor capacidad de amar y servir a los demás de acuerdo con sus posibilidades. En ese sentido, el tener esta característica nos ayuda en “tender la mano al prójimo” imitando a Jesucristo y fomentar la unidad.  Cuando servimos con empatía y amor, aumenta nuestra capacidad de crear unidad y sentido de pertenencia, y de llevar a otras personas a conocer el amor a Cristo.

Empatía en un sentido más coloquial se trata de ponerse en la piel del otro, entendiendo sus penas, sus alegrías, sus miedos, temores, motivaciones, actitudes, capacidades y manteniendo una escucha proactiva para comprender y captar mejor el mensaje que nos quiere transmitir.

Daniel Goleman es un psicólogo muy reconocido, autor y profesor estadounidense que es reconocido a nivel mundial gracias a la publicación de su libro Inteligencia Emocional en 1995 y el desarrollo de la teoría de la existencia de este tipo de inteligencia en el ser humano. La empatía, es considerada como el radar social, según Goleman y supone que entramos en el mundo del otro y vemos las cosas desde su punto de vista, escuchamos y sentimos sus sentimientos. Pero ¡cuidado! La capacidad de ponerse en el lugar del otro no quiere decir que compartimos sus opiniones, ni que estemos de acuerdo con su manera de interpretar y vivir la realidad.

Según Daniel Goleman La EMPATÍA comprende diferentes situaciones:

Ser sensible y comprender los puntos de vista de los demás y tener una escucha activa.

Respetar y saber relacionarse con personas de diferente índole, entendiendo la diversidad como una gran oportunidad. Para ello debemos enfrentar los prejuicios de los demás.

Conócete a ti mismo se refiere a una pieza clave de la inteligencia emocional: tener conciencia de las propias emociones y reconocer los sentimientos en el momento que esto ocurre.