El poder de la palabra

El hombre bueno, del buen tesoro de su corazón saca lo bueno; y el hombre malo, del mal tesoro de su corazón saca lo malo; porque de la abundancia del corazón habla la boca. Lucas 6:45

Las palabras tienen un enorme poder de sanar y restaurar. Así también el lenguaje que sale de nuestros labios pueden herir los sentimientos de los demás y el corazón de otras personas. Por eso es aconsejable comunicarnos con cordialidad y consideración en los momentos difíciles.

El escritor y consejero matrimonial Gary Chapman dio a conocer su libro » Los 5 lenguajes del amor» y en uno de los lenguajes expresan las palabras de afirmación, quienes hablan este lenguaje manifiestan su cariño y elogio. Sin embargo las palabras dan expresión, sentido y dirección a nuestra vida. Las palabras tienen un poder increíble y dejan huellas en nuestro ser.

¿Las palabras que salen de nuestros labios son de bendición o maldición?

Maldecir quiere decir “Hablar mal de algo o de alguien”, cuando hablamos mal de nuestro esposo o de nuestra esposa, estamos hablando maldición, cuando hablamos mal de la iglesia, estamos hablando maldición, por eso si hemos estado hablando mal o deseando el mal, dejemos de hacerlo y empecemos a hablar el bien, hablemos bendición.

Bendecir es “Hablar bien de algo o de alguien”, hemos sido bendecidos para que podamos bendecir, por tanto, hablemos bien de nuestro matrimonio, amigos, compañeros, hijos, familias y de nuestra congregación, recuerda que de lo bueno que hay en tu corazón de ello sale en los labios.

¿Hay duda en nuestro corazón?

Las palabras revelan lo que somos, en el pasaje de la biblia de Lucas 6:45 nos indica claramente. Del buen tesoro de su corazón saca lo bueno y del mal tesoro de su corazón saca lo malo. Nuestras palabras son poderosas para sanar o para lastimar.  

El corazón se puede llenar por lo que escuchamos, es decir si escuchamos la palabra del Señor, nuestros pensamientos serán buenos. Somos lo que pensamos, nuestra vida es el reflejo de lo que está dentro del corazón y eso no se puede ocultar. Dios puede ver lo que hay dentro de nuestro corazón. De la abundancia del corazón habla la boca, por lo tanto, en ocasiones decimos palabras para dañar y nos excusamos que fue sin pensarlo ya que antes de que nuestras palabras salgan de la boca ya han sido procesadas.

La finalidad es llenar el corazón con la palabra de Dios, para que esta abunde como tesoro valioso y sea lo que en el andar diario se manifieste en nuestras acciones y palabras