En la Biblia, el concepto de «siembra y cosecha» se refiere a que nuestras acciones tienen consecuencias inevitables, ya sea en el ámbito natural o espiritual, y que lo que damos, lo que elegimos vivir, determinará lo que recibiremos. Dios estableció el ciclo natural de siembra y cosecha como una ley fundamental desde la Creación, donde las semillas dan fruto y los humanos recolectan lo que plantan.
Santiago 5: 7, Por tanto, hermanos, tened paciencia hasta la venida del Señor. Mirad cómo el labrador espera el precioso fruto de la tierra, aguardando con paciencia hasta que reciba la lluvia temprana y la tardía. 8, Tened también vosotros paciencia, y afirmad vuestros corazones; porque la venida del Señor se acerca.
Sembrar y cosechar es un acto de fe. Porque cuando planto las semillas estoy diciendo: Yo creo que algo grande va a ocurrir porque estoy plantando esta semilla. Plantar semillas también es algo arriesgado porque no puedes ver lo que está sucediendo debajo de la tierra. Uno no puede ir a la tierra donde plantó y cavar para mirar si la semilla está creciendo. Y allí es donde la fe entra en acción porque no puedes verlo.
1 Corintios 3:6 Yo planté, Apolos regó; pero el crecimiento lo ha dado Dios.
“Otra herramienta poderosa para sembrar es el tiempo”. Todos tenemos 24 horas al día. Algunos las usan al azar. Otros las usan con mucha sabiduría. Sin embargo, Dios es sabio. Una razón principal por la que Dios le ha dado a cada persona 24 horas es que les ha dado a todos la misma oportunidad de maximizar su vida e impacto antes de morir.
La Biblia también muestra que Dios bendice a quienes son generosos y fieles en su siembra (como las ofrendas), resultando en cosechas abundantes.
Principios bíblicos sobre la cosecha familiar:
- La ley espiritual de la siembra y la cosecha: Esta ley se aplica a todas las áreas de la vida, incluyendo las relaciones familiares. Tus acciones tienen consecuencias.
- Invertir en los hijos: Habla de la importancia de enseñar a los hijos con la palabra de Dios, infundirles fe y vivir una vida de ejemplo para que crezcan fuertes espiritualmente.
- Dar con alegría: La generosidad también se aplica a la familia. Dios bendice a quienes siembran en amor y con alegría, y esa generosidad es motivo de gratitud a Dios.
Gálatas 6:7 No os engañéis; Dios no puede ser burlado: pues todo lo que el hombre sembrare, eso también segará.
El resultado de una buena siembra es un carácter transformado por el Espíritu Santo, manifestado en amor, alegría, paz, paciencia, amabilidad, bondad, fidelidad, humildad y dominio propio.