El cruce del Mar Rojo constituye un acontecimiento emblemático en la historia de los israelitas, registrado en el libro de Éxodo, capítulo 14:1-31. Este episodio nos enseña valiosas lecciones sobre la fe, la obediencia y la determinación.

Entonces, el Señor le dijo a Moisés: «Porque me pides ayuda, ¡ordénales a los israelitas que sigan adelante!». Éxodo 14:15.
Los israelitas se encontraban en una situación desesperada, ya que estaban siendo perseguidos por los egipcios y no tenían una salida aparente. Estaban atrapados entre el mar Rojo y el ejército de Faraón, sin poder avanzar ni retroceder, con la sensación de que no podrían escapar de esa situación tan desesperada. En ese momento, Dios intervino de manera milagrosa, haciendo que el mar Rojo se abriera para que su pueblo pudiera escapar.
Hay días en los que, a pesar de nuestras súplicas y oraciones, nada cambia. En esos momentos, es fácil creer que Dios está en silencio, cuando en realidad nos está impulsando a un nivel más profundo de nuestra fe cristiana.
Todos necesitamos una palabra de fe, un milagro, una señal. La determinación y la obediencia fueron la clave de la situación de los israelitas.
En esta historia, Moisés nos recuerda las promesas de Dios y nos anima a creer en su poder y providencia, enseñándonos que debemos confiar en que Él siempre está ahí para nosotros y que podemos contar con su ayuda en cualquier situación.
Obedezcan y crucen el mar Rojo para experimentar la liberación y la salvación de Dios. Cada día nos enfrentamos al desafío de confiar. La fe de los israelitas nos muestra que, a pesar de las situaciones difíciles, debemos confiar en Dios y seguir sus mandamientos.
Dios abre camino. El mar no se abre para los que dudan. Se abre para los que se atreven a mojarse los pies.
